Este fue mi primer negocio…

Ya sabes aquello de que lo difícil no es llegar, si no mantenerse.

 

Te he contado en mails anteriores como ex – compañeros del Club lo perdieron todo después de creer alcanzar una consistencia duradera en el tiempo.

 

Verás, hoy te voy a hablar de mi primer negocio.

 

No tiene nada que ver con inmobiliarias, apartamentos turísticos, vinos o bolsa.

 

Mi primer negocio fue una comercializadora de caracoles vivos.

 

Si, has leido bien

 

Caracoles

 

De los que sacan los cuernos al sol y todo eso.

 

Para contarte la historia, tendríamos que retroceder casi 40 años.

 

Casi, que ya estoy viendo a los mal pensados llamándome viejuni

 

Creo que yo tendría entre 8 y 10 años.

 

Hablamos de mi infancia bizarra en un pueblo de la Málaga profunda.

 

Por supuesto, esta es una historia que podrás encontrar de forma íntegra en mi libro

 

En aquella época, recuerdo que mi abuela hizo un día un guiso de caracoles y a mi, por un motivo que hoy en día aún nadie llega a comprender, me gustaron.

 

Por mucho que digan que son como las caracolas marinas, lo cierto y verdad es que son bichos rastreros, cornudos y babosos

 

 

Pero me gustaron

 

Mucho

 

Es importante que cuando comiences un negocio, lo hagas con pasión

 

Que cuando vendas un producto, antes lo ames

 

Y a mi me pasó eso con los caracoles.

 

¿cómo algo tan bueno no se vendía en los ultramarinos de Maria “coco”?

 

Primer paso. Trabajo de prospección, a puerta fría y visita a las vecinas de mi calle.

 

Encontré 3 clientes potenciales

 

Me cogí a Roberto “tartaja” dalton y nos fuimos a coger caracoles aprovechando que había llovido el día antes

 

Gordos muy gordos

 

2,5 kg de caracoles

 

Los vendí rápidamente y mis clientas quedaron encantadas con la calidad del género

 

Mis primeras 500 pesetas. Había llegado a la cima

 

Quería mi primer millón

 

Pero no supe mantenerme

 

Tras las celebraciones oportunas la semana siguiente me tiré de nuevo al monte, esta vez yo solo, para no tener que repartir los jugosos beneficios

 

Empecé a coger caracoles bien gordos, pero no encontré muchos. Así que fui metiendo en la saca de todos los tamaños que encontré.

 

Incluso los resecos, aquellos que tenían de todo dentro menos caracoles.

 

Y allí que me fui a ver de nuevo a mis clientas favoritas.

 

La primera de ellas, directamente receló del tamaño del nuevo lote

 

La segunda me dijo que comer 2 veces caracoles en una semana era demasiado.

 

Con la tercera triunfé… aparentemente, por que al día siguiente vino a buscarme a mi casa con la bolsa de caracoles resecos.

 

Aprendí a tramitar mi primera devolución

 

Se corrió la voz y el negocio de los caracoles terminó tan rápido como empezó.

 

Lo difícil no es llegar, es mantenerse.

 

Ya sea vendiendo caracoles o haciendo trading.

 

Si llegas a la cima, pregúntate por qué…

 

Quizás fuese por casualidad o suerte… si este es el motivo, mal asunto.

 

Pero yo logré tener un efímero imperio de caracoles por varios motivos:

 

1.- Hice una preparación y análisis previo de la situación

 

2.- Elegí sabiamente el timing de mercado, saliendo a recolectar después de las lluvias

 

3.- Me quedé con los caracoles pata negra. Los buenos y gordos, la morralla la deseché

 

4.- Busqué ayuda

 

Estoy seguro de que si hubiese repetido este proceso una y otra vez habría alcanzado la consistencia y mi negocio de caracoles me habría dado muchas más alegrias.

 

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